Jugando al olvido.



Y es el día de hoy que sigo llorando por él. Increíble, ¿no? Canciones, fotos, recuerdos, todas esas cosas que te ponen melancólica y reviven fantasmas que se tendrían que haber ido para siempre hace rato. Verlo todos los días, que a veces me de bola, a veces no. Que a veces me pegue o me ignore y a veces me abrace y me haga reír muchísimo. No es de traumada. No es de típica pendeja pelotuda que se quedó re mil enganchada con un flaco, obsesionada, como una nena encaprichada. No, esto es peor, o más serio por lo menos, estoy segura. Una no se encapricha con alguien por más de un año y medio a los 14, simplemente no es probable. No me parece así, y no lo siento así. Sé que nadie me entiende, que mis amigas se cansaron de que no me ponga de acuerdo y que cualquiera que vea mi situación de afuera no me va a entender, pero en realidad, es bastante simple... Me gustaba un pibe, 'salí con él' por una semana cuando eso no significaba nada para nadie (sexto grado fue, básicamente, patético en ese sentido), cortamos, idas y vueltas, histeriqueos, un par de llantos de por medio. La vida siguió normalmente, pero la pelotuda siguió traumada un buen tiempo. Conoció a otro pibe, salieron 5 meses, pero no se pudo olvidar del otro infeliz. Más de un año después, vuelven a estar en algo, la idiota se vuelve a enganchar, el pendejo la vuelve a boludear. Y acá estoy, llorando mientras escucho 'Jugando-cjs' y pensando en él. Viendo nuestras fotos juntos, recordando una vez más toda nuestra historia (mediocre, lo admito), repasando todos y cada uno de los errores, pensando como podría haber sido todo, y conservando la careta de superada que vengo usando hace bastante tiempo. Digamos que no es la historia más feliz, pero estoy bien, en serio...

No hay comentarios:

Publicar un comentario